domingo, 8 de diciembre de 2013

EL PLANO SUPRAMENTAL Y LA MATERIA




  



Hay seres en este mundo que poseen un gran nivel de conciencia. Su constante trabajo durante muchos años hace que sean su propio objeto de observación evolutiva como ser humano, con una inteligencia eléctrica, voluntad férrea y un camino de búsqueda interior hacia lo divino absolutamente inamovible.

Un fenómeno singular aparece en algunos: las suturas del cráneo comienzan a abrirse de forma que en alguna de ellas la distancia entre huesos puede llegar a ser de más de un centímetro. Cada apertura coincide con una nueva experiencia que aparece,  situaciones que llegan con una gran claridad.

Se vive la Conciencia Supramental (de la que habla Aurobindo),  Conciencia Integral, pues la visión es esférica. El entorno se revela en su totalidad sin tiempo ni espacio, pudiendo contemplar con toda claridad no solo al ser de transición  que se encarna  sino al nuevo ser del futuro. Cuando se vive en conexión con la Mente Universal se puede entrar en cualquier mente (somos uno) y se comprende que esa es una de las cualidades que nos esperan. 

EL SOPORTE PARA LA CONCIENCIA SUPRAMENTAL SE ESTÁ MATERIALIZANDO, UNA NUEVA CAPA CEREBRAL, UN NUEVO CEREBRO TOMA FORMA  SOBRE LOS ANTERIORES. Y es como si este no cupiese en el espacio destinado hasta ahora y tuviera que hacerse sitio hasta romper los huesos del cráneo.

Un hecho sin precedentes, no descrito, salvo en las medidas dadas por antropólogos de los distintos cráneos de nuestros antepasados, pues una ligerísima variación en su configuración anatómica daba lugar a cambios sustanciales en la evolución de la especie humana. Deducimos por tanto que este hecho ha ocurrido con todas las demás capas cerebrales.

Pero aún siendo importante para la ciencia, que sin duda estudiará en años, más importante es para  el  nuevo  estado  de  conciencia  pues,  sin  duda,  puede  proclamarse  como   
LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO. 
Si la primera fue el anuncio, la forma y el camino, y se ancló en la materia gracias a la cristificación de aquel Ser, la segunda se abre paso inexorablemente para cambiar al hombre, la materia y el mundo y hacer realidad la gran promesa. 

      

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