SERES DE TRANSICIÓN
La expresión "Seréis como Dioses" en su definición más positiva, dejando a un lado la representación bíblica, tal vez sea la que mejor nos oriente hacia el llamado hombre de transición.
Al recobra el poder, la fuerza y la inteligencia implícita en todo ser humano, se estará realizando la frase de las escrituras que dice: "no soy yo, es Cristo que vive en mi.
Creo que el perfil del hombre de transición participa ya de "ser como Dios o ser Dios", y es aquí donde queda disuelto el ego personal, son dos realidades incompatibles; pues es la Divinidad la que empieza a manifestarse.
Hay muchas partes en el ser de transición que le completan. Por contarlo de una forma sencilla, ocurre como al principio del camino, que una zona sigue siendo del hombre viejo y otra participa ya del hombre nuevo; es como si se estuviera con un pie en el ser humano al que se pertenece desde hace siglos y con el otro en el ser Divino que también se es y se manifiesta cada día con más fuerza. Ese es el ser de transición porque si los dos pies estuvieran en un lado (en el divino) ya no sería transición, se estaría ya instalado.
Cuando los campos mental y emocional están liberados, y lo están por la acción de la zona más elevada de ese humano, la divina, es donde se da el "No soy yo, es Cristo que vive en mi".
Es imposible haber sostenido situaciones (a nivel humano) si no es gracias a esa fuerza que sostiene.
El ser de transición sin más sería una teorización si no fuera porque ya está descrito en los estudios de Aurobindo (maestro del proceso de evolución). Es necesario entender y sentir que cada ser que pasa por ella, la integrará en su propio equipaje humano: le resultará fácil lo que ya le resulta fácil y viceversa; el proceso será personalizado.
Es como sentir que la divinidad va impregnándolo todo en una fusión perfecta, como el agua azucarada, pero hay una parte que conserva todos los equívocos y errores, todas las contradicciones, las no purificadas con la participación de la memoria de la humanidad, con dolor, con sufrimiento; pero también con mucha claridad. Por poner un ejemplo: la postura ante la muerte no sólo ante la propia sino también ante la del entorno. Desde este nivel se pueden visualizar situaciones y personas sabiendo que no pasa nada, porque el entronque con todos los seres es en la divinidad, cuando el vínculo de sangre se disuelve no hay sentido de la posesión y se dá paso a la conexión con la divinidad en ellos; el entronque es siempre en la divinidad, no es que suelte el vínculo es que la divinidad se ha apropiado de ese vínculo y todo lo impregna, no hay responsabilidad ni sufrimiento ante sus necesidades, SOLO AMOR.
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