EL TRABAJO I
"Luces del Yoga", del gran maestro Sri Aurobindo.
En el expone de una forma magistral el tratamiento que hay que dar al trabajo, dice así:
Meterse dentro de uno mismo para tener experiencias profundas y descuidar el trabajo -la conciencia externa-, es prueba de desequilibrio, de parcialidad, ya que nuestro trabajo es integral. Es preciso tener igual conciencia frente a la experiencia interior y la acción exterior y cumplir ambos plenamente en nombre de la Madre.
Continuar trabajando ayuda a mantener el equilibrio entre la experiencia interna y el desarrollo externo.
Todo depende de la condición interna, la exterior es sólo útil como medio y ayuda para expresar o confirmar aquella y volverla dinámica y eficaz.
Si decimos o hacemos algo aplicando la máxima potencia psíquica, o el toque interno adecuado, ese algo será eficaz; si hacemos o decimos lo mismo desde la mente o el vital, o con atmósfera equivocada o mezclada, será totalmente ineficaz. Para hacer lo adecuado, del modo conveniente en cada caso y en todo momento, es necesario tener la conciencia bien enfocada. No puede lograrse esto siguiendo una norma mental fija que aunque apropiada en determinadas circunstancias, tal vez resulte perjudicial o inoperante en otras. Un principio general es el que se refiere a que toda norma ha de ajustarse a la Verdad suprema, pero en cuanto aplicación de dicha Verdad, ello estará determinado por la conciencia interna que dicta a cada paso, qué es lo que más conviene hacer.
No hay que meditar cuando se trabaja, porque esto podría distraernos de nuestra labor, pero hay que conservar un constante recuerdo de lo Único a lo que lo ofrecemos. Este es sólo un primer paso; porque cuando se alcanza una sensación constante de tener dentro de uno mismo un ser en absoluta calma, que permanece siempre concentrado en el sentido de la Divina Presencia, mientras la mente superficial hace el trabajo, o cuando uno comienza a percibir que es la fuerza creadora la que hace la obra y nosotros en cuanto al personaje simples canales o instrumentos, entonces se habrá producido la unión divina en los trabajos.
El único trabajo que purifica espiritualmente es aquel que se realiza sin motivos personales, sin deseo de fama o reconocimiento público o grandeza mundana; sin insistir en los propios intereses mentales, o anhelo y exigencia vitales o preferencias físicas; sin vanidad o cruda autoafirmación, o reclamo de posición o prestigio; que se hace solamente en nombre de lo Divino y por orden de lo Divino. Todo trabajo realizado con espíritu egoísta, por bueno que sea para la gente que vive en el mundo de la ignorancia, no vale nada para el buscador del Yoga.
Basado en las enseñanzas de Sri Aurobindo.
Basado en las enseñanzas de Sri Aurobindo.
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