En este tiempo el pueblo indoeuropeo se extendía desde Irlanda a España y desde Francia hasta Asia menor.
El pueblo celta celebraba el año nuevo el 1 de Noviembre (anteriormente el noveno mes, de ahí su nombre). El Samain, que llamaban, era el final de la recogida de las cosechas, un tiempo de vacío ante el nuevo año. Comenzaba con las calendas del invierno la noche anterior y abría las puertas del invierno. Se cuenta que esta era su gran fiesta. Se guardaban los víveres para pasar lo que ellos llamaban la estación oscura. Se encendían hogueras y velas con la intención de alumbrar y calentar la cercana oscuridad. Era en este tiempo cuando los Druidas (seres consagrados de los celtas) recogían las bayas del muérdago que crecían en troncos de encinas y robles. Plinio cuenta en su obra como cortaban el muérdago con una hoz de oro y sus bayas eran utilizadas para curas milagrosas.
Era por ser esta la estación oscura que sentían que los vivos podían comunicarse con el mundo de los muertos. Celebraciones en honor al Dios de los muertos como homenaje a los que se fueron. Como recuerdo de su vida material. La muerte como símbolo de lo desconocido, o lo que no se ve a la luz de lo cotidiano. No en vano durante este tiempo el Sol transita por la constelación de Escorpio (sinónimo de ocultamiento y misterio).
El hecho de llevar flores al cementerio representa nuestro deseo y visión del más allá como Paraíso.
La Iglesia Católica, con el paso del tiempo, convierte estos ritos en homenaje y recuerdo de todos los mártires ante la imposibilidad de nombrarlos de uno en uno, (todos los santos) y fué después de la Edad Media cuando se instala en muchos países.
Los Irlandeses, de cultura celta, trasladan estas fiestas al nuevo mundo tras el descubrimiento, y EE:UU la trasforma y desfigura (sobre todo con la cinematografía) apareciendo el llamado Halloween, que regresa a Europa con una infame desviación de sus orígenes, haciendo creer a mentes poco cultivadas que es sinónimo de miedos y horrores, fantasmas y desatinos semejantes, ignorando que esta frivolidad puede ser hasta peligrosa para algunas personas.
Es en este tiempo de Escorpio, cuando nuestro hemisferio norte avanza cada día más hacia la llamada estación oscura, hacia lo Inn, tiempo de recogimiento, de reflexión, de mirar hacía dentro en una amable y tranquila visión, de tratar de sentir lo que habitualmente queda en lo oscuro, lo desconocido. Y con él, también ese mundo tan nuestro y lejano a la vez, el de nuestros amados difuntos. Es el momento propicio de recordarles, darles las gracias por formar parte de nuestras vidas, bendecirles y honrar su memoria.
HOY ENTREGAMOS A LAS SOMBRAS UN SER RESPLANDECIENTE QUE NOS REGALABA UNA ESTRELLA CADA DÍA.