LA RESPIRACIÓN I
Podemos comenzar diciendo que es obvio que todos respiramos, incluidos el reino animal y el vegetal, es como se mantiene la vida en este planeta. Respirar es vivir. Desde la primera inspiración del recién nacido hasta el último suspiro del moribundo se desarrolla una larga historia de continuas respiraciones y sus consecuencias.
La forma en la que se respira es la forma en la que se vive. La respiración es un puente entre el cuerpo y el espíritu.
Una respiración serena, sosiega la mente y el cuerpo. Calma el sistema nervioso, equilibra las emociones, desarrolla la capacidad de concentración, mejora el sistema digestivo y alimenta las funciones cerebrales. Nacemos sabiendo respirar.
Una respiración serena, sosiega la mente y el cuerpo. Calma el sistema nervioso, equilibra las emociones, desarrolla la capacidad de concentración, mejora el sistema digestivo y alimenta las funciones cerebrales. Nacemos sabiendo respirar.
Pero será necesario comenzar por el principio: Respirar es la función en virtud de la cual, se absorben del exterior los gases necesarios para el sostenimiento de la vida.
Comprende dos movimientos: Inspiración, a través de la cual se introduce el oxígeno necesario y Espiración, eliminación del anhídrido carbónico y otras sustancias de desecho del organismo.
El aire es introducido en los pulmones por la acción del diafragma cuyo movimiento es casi tan automático como el del corazón. Separa el cuerpo en dos, zona toráxica y abdominal. Las fosas nasales por su especial anatomía son su instrumento exterior (no la boca).
Todo esto para decir que el aire respirado es el primordial alimento del ser humano y la primera causa de enfermedad si es insuficiente por ser el responsable de la purificación de la sangre, por tanto sin inspirar la suficiente cantidad de aire, la sangre no puede continuar su obra, y el cuerpo enferma o tiene una salud imperfecta. Recordemos que en veinticuatro horas atraviesan los pulmones alrededor de diecisiete mil litros de sangre; es la vida del sistema circulatorio.
Podemos clasificar la respiración en cuatro métodos generales: Respiración alta o clavicular, la más incompleta y extendida, utiliza un máximo esfuerzo para obtener un mínimo beneficio. Respiración media o intercostal, ligeramente mejor que la anterior. Respiración baja o abdominal profunda, respiración diafragmática. Aquí entran en juego todos los músculos respiratorios, produciendo en la persona un estado de bienestar pues el pecho se ensancha y las tensiones abdominales ceden. Y hay una cuarta conocida por oriente, llamada la Respiración completa o yogui, donde se menciona el Prana o energía del aire y su almacenamiento en el Plexo Solar como reserva.
La respiración se puede clasificar en varios niveles: el nivel Físico, el nivel Mental o Psíquico y el nivel Espiritual, todos ellos con sus cuatro movimientos: inspiración, mantenimiento (retención), expulsión y tiempo muerto.
Antes de comenzar la práctica de la respiración siempre es necesario un vaciamiento del aire retenido, de esta forma se prepara la oxigenación del cuerpo para relajarlo. Ni que decir tiene que no hay relajación sin una respiración correcta.
A nivel físico y Mental
Inspiración, simboliza la entrada del exterior en la persona, como lo recibe.
Mantenimiento, como se asimila aquello que se recibe del exterior.
Expulsión, la forma en que la persona da y se da al exterior.
Tiempo muerto, vacío, ni se da ni se recibe, la relación con uno mismo.
Una respiración hecha conscientemente puede ser el trampolín para un cambio profundo de vida. Merece la pena recuperar la forma de respirar del niño.