domingo, 13 de noviembre de 2022


 Manifiesto para la Tierra


Cuando llegue mi hora y me vaya de aquí quiero dejarte, Tierra amada, un cuerpo lo más sano posible. Un cuerpo físico que me proporcionó la mujer a la que llamé madre antes que a ti, el que tu protegiste y cuidaste con el aura vital.

Para ello me cuidaré de no darle tóxicos que lo debiliten y enfermen.

Le alimentaré con los productos que con tanta generosidad me proporcionas en cada estación del año.

Le dejaré descansar para su asimilación y regeneración.

No permitiré que nada le dañe.

Esa será desde hoy y hasta ese día mi homenaje a tí y con ello restableceré el respetuoso recuerdo hacia mis antepasados.

YO SE LO DEBO

No me permitiré seguir con la queja de que las circunstancias no son las que mi pequeño yo espera.

Apoyaré fuertemente los pies en tí, madre, para no evadirme de mi responsabilidad ante los hechos, pero también tendré la cabeza fría para ver con claridad.

Miraré de frente al Amor que todo lo mueve pero también al miedo cuando me acose.

Pondré mi propósito de vida al servicio de los demás.

Se que cuando así lo hago, estás a mi lado y me sostienes con tu fuerza y te veo y me premias, pues también sé que la vida que soy, funciona a favor de la Vida.

Sé que flaquearé y que mi pequeña mente en ocasiones me contará historias terroríficas. Esto es una escuela y todos los días son diferentes. Así aprende el Alma.

Haré de mi vida la disciplina del guerrero.

PORQUE TE LO DEBO

Cuando sienta que me pueden las dificultades, recordaré tu esfuerzo para que yo, hoy esté aquí.

          Nunca más me sentiré sola porque ya he cogido tu mano.

    Agradeceré de por vida al padre Cielo que contigo un día me formó.

    Agradeceré lo que me das cada día porque sé que es exactamente lo que necesito y que nunca me faltará.

     Pondré mi consciencia en cada acto porque sé que así te restaré sufrimiento.

     Y prometo devolverte un cuerpo lo más completo y sano posible cuando llegue mi hora final.

      PORQUE TE LO DEBO.


domingo, 17 de abril de 2022


SEMANA SANTA versus LA PRIMAVERA


      



   Termina la Cuaresma, tiempo de "preparación", los 40 días que, en la tradición cristiana se cuenta, pasó Jesús de Nazaret de retiro ante el inicio del que había de ser el trabajo que vino a realizar. La historia nos muestra el ejemplo de cómo afrontar una situación importante. Retiro, reflexión, contemplación, meditación... incluso el ayuno (limpiando el digestivo se aclara la mente).

  La Pascua, (el paso) un tiempo de búsqueda y encuentro. La búsqueda en el interior, la divinidad que siempre espera o como ahora se dice "la versión superior de uno mismo". Quien en su tiempo nos mostró el Camino, nos señaló la forma de hallarlo.   

  Y como siempre hay un "para qué" es bueno hacerlo fácil y humano.

  Una semana, siete días, para observar. 

  Este es el tiempo propicio. El final del invierno, el tiempo que muere para resucitar a lo nuevo, una nueva oportunidad de "ver" mejor el propio proyecto de vida y las acciones que lo harán posible con la luz que ya se deja sentir con intensidad. Tal vez por eso el tiempo pascual se celebra siempre con el primer Plenilunio de Primavera (luz en la oscuridad).

  Si la Cuaresma es un tiempo para la reflexión, un tiempo para conectar con la manera de programar la vida, de vernos en nuestros quehaceres cotidianos, la Pascua es el paso o tránsito a lo nuevo. Descubrir otra manera más auténtica, más verdadera, más vivida. La vida fluye constantemente y nos da la oportunidad de vernos en las viejas formas en las que nos expresamos, lo que ya no nos sirve para el camino que una vez observado con la ayuda del sentir,  pensar y  actuar,  experimentamos, es decir conocemos las energías que las mueven y aquí es desde donde  podemos  integrarlas,  aceptarlas como creaciones propias  dándoles la importancia que le corresponde, mirándolas con paz. Es la trascendencia.  He aquí la Pasión.

Todo fuera nos "habla" de la vida, todo dentro guarda silencio para sentirla y sobre todo para SERLA.