EL CARNAVAL
Y llegamos nuevamente, en este gran giro del año, a la celebración de los Carnavales.
Desde la Candelaria (2 de Febrero) la luz se hace ya sentir en la longitud de los días, el Sol gana terreno a la oscuridad, el calor al frío, la fertilidad a la sequía.
La llegada de esta fiesta anuncia el final del invierno, el resurgimiento de la vida, la Primavera.
La llegada de esta fiesta anuncia el final del invierno, el resurgimiento de la vida, la Primavera.
En tiempos de los romanos este mes era el último del año, por ello celebraban las ceremonias de purificación ante la nueva vida. El papa Gelasio las "cristianizó" en honor a la Purificación de la Virgen. Algo desde el interior quiere celebrarlo.
En su origen carne vali o carnem levare (adiós a la carne) era cuando se terminaba con las existencias cárnicas y sus derivados, antes de que se perdieran estos productos perecederos conservados en las despensas por el frío del invierno, pues el sol empezaba ya a calentar, amén de dejar espacio para las nuevas provisiones que llegaban con las cosechas de la primavera y el verano.
Tiempo de vacío y espera aprovechado para hacer la limpieza de los graneros, alacenas, hogares y por supuesto del cuerpo.
Purificación del cuerpo físico, emocional y mental.
Todos símbolos. Incluidas las bromas, los bailes y la alegría ante lo nuevo.
La razón de la abstinencia de la carne y similares, tiene que ver con que estos son alimentos de difícil asimilación y por tanto los que más contaminan el cuerpo.
En otro nivel de consciencia los tres días de Carnaval nos dan la oportunidad, con su relajamiento moral y hasta educacional, de tomar contacto con las múltiples personalidades y las "sombras" individuales, lo escondido en el subconsciente: deseos, pasiones, vicios, tabúes, etc., los disfraces, lo oculto de cada uno, lo no alineado, permitiéndoles manifestarse para reconocerlo a la claridad del consciente, a la nueva luz de la presentida Primavera.
Tiempo de vacío y espera aprovechado para hacer la limpieza de los graneros, alacenas, hogares y por supuesto del cuerpo.
Purificación del cuerpo físico, emocional y mental.
Todos símbolos. Incluidas las bromas, los bailes y la alegría ante lo nuevo.
La razón de la abstinencia de la carne y similares, tiene que ver con que estos son alimentos de difícil asimilación y por tanto los que más contaminan el cuerpo.
En otro nivel de consciencia los tres días de Carnaval nos dan la oportunidad, con su relajamiento moral y hasta educacional, de tomar contacto con las múltiples personalidades y las "sombras" individuales, lo escondido en el subconsciente: deseos, pasiones, vicios, tabúes, etc., los disfraces, lo oculto de cada uno, lo no alineado, permitiéndoles manifestarse para reconocerlo a la claridad del consciente, a la nueva luz de la presentida Primavera.
Un corto tiempo, el justo para VER sin darle fuerza y así expulsar de sí lo viejo, inútil e infecundo.
Todas las enseñanzas filosóficas nos hablan del ayuno y la abstinencia de la carne para encontrarnos preparados ante lo que está por venir. Con un físico sano, una mente clara y un cuerpo emocional equilibrado.
Estos tres días culminan con el Miércoles de Ceniza. La toma de tierra. El enfrentar la realidad creada, la cotidiana. Se caen las máscaras y damos paso a la Cuaresma.
Estos tres días culminan con el Miércoles de Ceniza. La toma de tierra. El enfrentar la realidad creada, la cotidiana. Se caen las máscaras y damos paso a la Cuaresma.